Os presento al nuevo miembro de mi colección: El Bowie pesado de Ka-bar, traído de la armería Leopard.
Las imágenes del Bowie y de su funda están alojadas en la página de Richard Falken-
El Bowie en cuestión es una reinterpretación bastante libre del diseño tradicional de los Bowies. Su hoja mide 9 pulgadas (unos 23 centímetros), y su empuñadura es de polímero (Kraton), similar a la del Tornado de Muela. Es una pieza de espiga que recorre el mango hasta el final, lo cuál contribuye a la solidez que se transmite al agarrarlo.
El acero de la hoja es un 1085, esto es, un acero "oxidable" de alto carbono, que lleva un pavonado protector bastante útil para prevenir la corrosión. El contra filo, falso filo o como quiera llamársele no está afilado. Después de podar un par de arbolitos a lo bruto sigue afeitando, aunque su poder de macheteo no me ha dejado impresionado. El hecho de que el equilibrio del cuchillo se encuentre justo en la unión de la hoja y el mango tampoco contribuyen a convertir esta pieza en el terror de los avellanos, pero lo vuelven ligero y manejable en la mano, así que podemos decir que es el terror de los cuatreros.
La funda es poco habitual y, en mi opinión, no demasiado práctica. Está concebida para el porte típico vertical al cinturón. El mango se sujeta mediante dos corchetes, lo cual odio bastante porque con uno me basta (tomad nota los demás fabricantes). La funda, al contrario que otras que constan de una sola pieza, es poco útil para ocultar entre el cinturón y la cintura cuando necesitamos discreción. La parte que sujeta el mango sólo se tiene derecha si tiene un mango que sujetar, por lo que la funda se hace un lío cuando sacas el cuchillo para usarlo... lo que te hacer perder un par de segundos cuando quieres volver a meterlo.
¿Lo recomiendo?
Es difícil encontrar cuchillos de 23 o más centímetros de hoja, acero al carbono decente y con una espiga que recorra todo el mango en la cuchillería española. Cierto es que puedes hacer lo que harías con este cuchillo con otros modelos locales por la mitad del precio, pero desde luego no con la misma confianza. El día antes de probar el Ka-bar, utilicé un Muela Mouflon para machetear, y aunque cumplió su cometido, su traicionera espiga de media empuñadura desarrolló juego y ahora baila un poco. Aunque con los problemas que atraviesa el país ruego encarecidamente a la gente que busque alternativas españolas cuando vaya de compras, debo confesar que este modelo estadounidense hecho en Taiwan no representa una pérdida de dinero en absoluto.